21 noviembre 2007

Dragones... los seres más maravillosos de la mitología...


El dragón es uno de los seres fantásticos mas increíble de la mitología y que más pasiones despierta. Caracterizado como una criatura de enorme poder, grande y fiera, es representante de la fuerza y de lo poderoso. La palabra que le da origen, "drakos", significa serpiente en griego antiguo, y en efecto, muchos dragones son una especie de gran serpiente (o mejor dicho, entre serpiente y lagarto) con cabeza, piel de escamas y cortas patas acabadas en garras, sin contar con las alas que poseen los ejemplares voladores.

A lo largo de la historia ha sido temido, pero a la vez en muchas culturas se le adoraba como a un dios. Así, es lógico que a lo largo de toda la mitología occidental el matador de dragones haya sido un personaje recurrente, un héroe que salvaba a su pueblo de los males que un dragón traía consigo.

Los dragones de Europa arrojaban fuego, envenenaban las aguas y raptaban doncellas (o esto era lo que se decía de ellos para que se les considerara un enemigo común con el que todos desearan acabar). Se les culpaba de plagas y de épocas de carestía de alimentos, ya que no sólo podían atacar físicamente, sino que dominaban los secretos de la magia con la que podían hechizar sin que la gente lo notara.





En Asia, en cambio, era creencia común que los dragones eran criaturas de inmenso poder, sí, pero generalmente utilizaban ese poder en beneficio de todos, por ejemplo proporcionándoles la lluvia y con ella la fertilidad de las tierras. Algunos llegaban a ser venerados como dioses y llegaba a darse el caso de que algunos nobles asiáticos afirmaran que sangre de dragón corría por sus venas y las de su familia.

Ya fueran europeos o asiáticos, todos los cronistas coinciden en afirmar que los dragones eran tan antiguos como el propio mundo, criaturas que surgieron de las mismas entrañas del Caos con el nacimiento de la Tierra y el Cielo. Su imagen cambia según las épocas y el lugar, pero suelen tener unas características generales en común: una bestia serpentina con una piel de escamas que actuaba como la mejor de las armaduras (de hecho, cada vez que un ejemplar era muerto, se entraba en la disputa de quién se quedaría con la piel para usarla como armadura o escudo impenetrables), y unas armas mortíferas como eran su aliento (ya fuera en forma de fuego o de aire helado), sus garras y su misma sangre, que resultaba un ácido muy potente al contacto humano. También se les relaciona con una vista sobrenaturalmente aguda, e incluso nos encontramos con relatos antiguos en los que la misma mirada del dragón era capaz de fulminar a sus adversarios.


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Muchas veces encontramos figuras de dragones en los emblemas de distintos ejércitos. Era una creencia extendida la de que el animal que acompañaba en la batalla prestaba su fuerza a los hombres que luchaban en ella, y esta es sin duda la razón por la que esa imagen es tan común. Los soldados persas iban a la guerra llevando delante de sus ejércitos grandes figuras de dragones con las que pretendían espantar a sus enemigos. Los romanos ya pintaban dragones en sus estandartes y los guerreros de las tierras escandinavas, antiguamente tenían como costumbre adornar las proas de sus barcos -a los que llamaban drakar- con cabezas de dragones, que les prestarían su fuerza en caso de combate.






Sin embargo, a pesar de las buenas relaciones que con estos seres se daban en algunas tierras, sobre todo en Oriente, donde aún se celebran muchas fiestas con la exhibición de dragones, la realidad más extendida fue de una oposición entre la especie de los dragones y la humana. Los hombres que mataban a un dragón se convertían en héroes, incluso en santos, y los hombres olvidaron las ocasiones en las que los dragones habían estado de su lado. Asimismo, los dragones se volvieron más fieros y hubo enfrentamientos crueles... Dejaron de batallar conjuntamente, y al final los dragones acabaron convirtiéndose en lo que hoy son, un mito fantástico, una leyenda del pasado... Tal vez, inteligentes y sabios como habían sido siempre, fueron ellos mismos los que optaron por permanecer ocultos, por refugiarse en nuestro olvido, quizás hartos de que los hombres acabaran una y otra vez enzarzados en las mismas batallas de siempre, eternas, repetidas...

Y allí, relegados al mismo olvido que tantos otros seres mágicos, contactaron con esos otros seres: gnomos, hadas, poderosos magos a quienes, si lograban hacerse dignos de ellos y de su admiración, a veces servían... amazonas sin miedo que llegaron a cabalgar sobre su lomo, por los aires...




fuente:http://rincondelashadas.webcindario.com/dragones.html.

Os dejo otro link con una fuente de información alternativa, también muy completa. Por supuesto, proviene de Wikipedia.


Salu2

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